Mi incultura en eventos de calendario no tiene límites. Pues
no creí que cuando se hablaba en mi entorno del ´23 de julio´ se estaban
refiriendo a San Fermín… Claro, por aquella canción de “Uno de enero, dos de febrero, tres de…”. Y no, porque además
cuando ponías, en lugar de 7 de julio
lo de 23 de julio, ¡adiós a la
métrica poética! Menos mal que luego ya me lo han explicado bien y me he
enterado de que esa fecha del 23 de julio no tiene nada que ver con San Fermín
sino que es el día para el que el actual -y no sabemos hasta cuándo- Presidente
del Consejo de Ministras y Ministros del Gobierno de España, don Pedro Sánchez
ha convocado las elecciones generales previstas para fin de año. Pero como el
Jefe del Ejecutivo se debió acostaría el
domingo con el runrún en la cabeza de que las elecciones autonómicas y
municipales, a pesar de las viviendas
que él había prometido a los jóvenes, y a los bonos culturales y a todas
las ayudas de distinto tipo que iba a dar; pues a pesar de todo no habían
producido los frutos que él esperaba, así es que sin encomendarse ni a Dios ni
al diablo, sin consultar a los setecientos y pico asesores que dicen tiene o
ha, ni nada de eso, el lunes, al parecer muy de mañana se lo comunico a Su
Majestad el Rey y a continuación, en una rueda de prensa sin preguntas, le dijo
a los periodistas que se adelantaban las elecciones generales al 23 de julio,
los periodistas desparramaron la noticia por todos lados y… Bueno, no
pretenderán vuesarcedes más… Hombres, pues que menudo tinglado: hay que
disolver las Cámaras, hay que parar los trámites de no sé si treinta o cuarenta
leyes que estaban siguiendo su ruta para su aprobación definitiva y su
promulgación consiguiente… ¿Cómo que cómo se disuelven las Cámaras? Pues como
se disuelve todo. ¿Qué quieren vuesarcedes, que les explique ahora
mi señoría que hay dos Cámaras: la Cámara Alta y la Cámara Baja; que la primera, la
Alta es el Senado, y la Baja es el Congreso de los diputados. Y que hay que nombrar tanto a los
diputados (y diputadas que diría un socialista) como a los senadores (y
senadoras, claro) . Al principio, cuando se disuelven las susodichas Cámaras aumenta el paro, pero luego
nombran a otros, a los que hayamos votados -senadores y diputados- y entonces
el paro disminuye.
Hay una cosa buena en el Congreso, que es el Bar.
Y es eso, un bar como todos, pero muy lujoso, al que van los políticos y comen
y beben -lo de beber, siempre con mesura, claro- por muy poca pasta, porque allí, no podía ser de otra forma, los
precios son políticos. Yo recuerdo que allá por el año 2013 mi
señoría investigó sobre este tema y como les decía en mi última
chirigota o cuchufleta, “está visto que las personas inteligentes, en cuanto
llegamos a una ´senecta´ edad, después de haber dicho tantas cosas en la vida,
lo mejor que podemos hacer es callarnos, porque ´no hay nada nuevo bajo el sol´ o, dicho en latín para que vuesarcedes
aprendan algo: “nihil novum sub sole”. Y es que, claro, si mi señoría quiere
escribir algo sobre”, en este caso, el
Bar del Congreso, nada mejor que reproducirles aquella memorable chirigota
o cuchufleta que llamé “A vueltas con el
precio de los gintonics” que les transcribo a continuación:
(o “La cosa no es para menos”).
Y la cosa es además muy seria, porque como empecemos a maltratar a
nuestros políticos, esto puede acabar como el rosario de la aurora. Ah,
¿que algunos de vuesarcedes desconocen
el problema? Pues se trata, nada más y nada menos, que del coste
de los productos que se venden, expenden o dispensan en el
Bar del Congreso. Como vuesarcedes imaginarán,
se trata de un establecimiento de alimentación de clase híbrida, que
decimos algunos , en el sentido de que en tales aposentos o bien se sirven
comidas o bien bebidas o incluso ambas viandas a la vez, que es lo más común,
porque a este lugar acudan a veces señorías que,
aparte de serlo, son además Padres de la Patria, y al
decir padres no quiere manifestar mi señoría
que el establecimiento en cuestión pretenda restringir el servicio
alimenticio y del buen beber a animales, racionales, por supuesto
del género masculino, porque aunque no es el caso, si existieran o
existiesen progenitores B o Madres
de la susodicha Patria,
que es la nuestra, igualmente también proporcionaríanseles (y
perdonen la esdrújula) comidas y líquidos ´potabilizantes´ digeribles
a seres tales, aunque no fuera o fuese más que en
evitación siempre de no aparentar homofobias o,
por expresarlo con mayor precisión, ´ginefobias´.
Que conocido es tanto de vuesarcedes como de mi
omniscia señoría que a la cónyuge del Cesar
no le basta su interna honestidad sino que habrá de mostrarla “urbi
et orbi” para que su reputación sea
suficientemente diáfana. Y más ahora, en que sus
parejas, es decir, los Césares, a vueltas
andan con el esbozo de un ambicioso cuerpo legislativo que abogue
por la transparencia, pues que ya es mucha la indecencia que el
exponencial crecimiento de la corrupción supone no solo a nivel nacional sino
europeo. Y es que el asunto está muy feo. Aquí la pela /
vuela / con vértigo de gacela. Los EREs se generalizan sin la más
mínima paliza por parte de quien enjuicia. Aunque siempre con
la Ley en la mano, hay que acabar con todo ciudadano
que se muestre profano al
cumplimiento legal. Y es que eso está muy mal.
(Como de costumbre, mi señoría ha perdido
el hilo y ya le tienen vuesarcedes en
vilo. Es que, como habrán notado,
está como sonado y todo le sale
versificado. Es...
otro episodio de su ´ripiopatía`: ese mal
que a él le aqueja, con frecuencia cada día. Mas...
ya pasa su dolencia. Agradece su paciencia.
Y..., prosigue).
Pues el caso es que en el Bar del Congreso cobraban
los ´gin-tonics´ a 3,40 €,
y al protestar algunos partidos políticos, haciéndose eco del rumor de la
calle, a partir del próximo año, el precio va
a ser libre (el Presidente
de las Cortes dixit). Sin embargo o no obstante, la
preocupación de algunas ´miembras` y miembros del Congreso,
es decir, de algunas diputadas y diputados, todas ellas y
ellos legalmente imputadas e imputados si transgreden la
ley y los ´pillan´; la preocupación es que no saben si desde
el día de hoy, o sea, desde ya y hasta el 31 de diciembre podrán ´gin-tonificarse´
por 3,40 €/unidad, es decir, al
precio político establecido; ni si
van a poder además votar desde el mencionado Bar,
simultaneando ambas funciones o tareas (ingurgitar el ´gin-tonic´
del momento y apretar el botón), pues se
ha hablado de instalar sendos (tantos como
diputados) botones a tal fin, en la “dependencia
de ocio y manduca” de referencia;
etc. Inquietudes así son de las que son (¡perdón por la
repetición y ahora, por la cacofonía! ¡Mi tía!);
son, itero, víctimas o padecen, a la sazón, algunos
políticos inquilinos del Congreso.
Y sería bueno que el Ejecutivo se manifestara
o manifestase para tranquilizarles, ¡pobres!,
porque viven en un sin vivir.
No es para menos. Y, por hoy, ya basta. ¿O
no?
5-06-2013.
Así concluía mi señoría aquella inolvidable charla que, como vuesarcedes dirán, habría que poner al día eso de los 3,50 € de entonces para conocer lo que valdrían hoy los citados gintonics, considerando también a cuánto asciende la subvención de ayuda que el Estado le da o dona al Bar para aliviar los precios que sufren nuestras excelentes políticas y nuestros excelentes políticos para cubrir sus necesidades. ¿O no?
31-05-2023.
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