jueves, 22 de junio de 2023

Acontecer íntimo

 Era el día 9 de este mes, y mis hijas, que acababan de no hacerme ni caso a propósito de otro viaje que había querido realizar yo en el fin de semana anterior, a Vilafranca de los Barros (Badajoz); es decir, que mi señoría había comentado que el 3 de junio, de este mismo mes, se celebraba en el que fue mi Colegio de Bachillerato; que se celebraba, repito, la fiesta anual de los antiguos alumnos, que me habría gustado asistir a ella, pero para las herederas de mis deudas, llevarme a ese viaje no tenía sentido, porque considerando, en primer lugar que si mis compañeros de curso salimos del Centro en el año 45 del siglo pasado, con nuestros 17 años de edad, es tanto como decir que ahora somos personas que andamos en los (17+55+23) 95 tacos -de almanaque- y que si yo tengo una movilidad reducida, mis compañeros, muchos de ellos lógicamente la tendrán -la movilidad- anulada, o sea, que tampoco acudirán al jolgorio de ese día. Es decir, que estando la esperanza de vida, en el 2.020, en 79,5 años para el hombre y en 85 para la mujer, considerando que nosotros éramos hombres, aunque nos estuviese feo decirlo, resulta que debíamos estar todos muertos. Bien es cierto que, gracias a aquella definición de Estadística según la cual ella -sí, la Estadística- es una ciencia que conociendo los datos de cómo sucedieron las cosas en el pasado y de cómo están ocurriendo ahora, predice lo que va a suceder en el futuro…, aunque luego no suceda.

En efecto, como mis herederas me habían denegado la asistencia a esa fiesta y ellas sabían que otro de los viajes que yo añoraba era el de visitar mi pueblo, del que soy un indígena de pro, me ofrecieron acompañarme a éste, como compensación a que al anterior me habían dicho que “ne quidem cogitare de illo”, es decir, que ni pensarlo.

Y tras estos precedentes, me vi obligado a aceptar lo que me ofrecían: acudir a Monterrubio de la Serena (Badajoz). Y el día antes de hacer este viaje se me ocurrió decirlo en una wed que es algo para que los indígenas nos digamos cosas, que se llama “No eres de Monterrubio de la Serena si…” . Y ahí es adonde se publicó mi escrito, en el que tras mi nombre ponía ´Colaborador destacado´. Y a continuación, mi texto, como respuesta a la invitación de escribir algo:

“¿Que escriba algo? Pues hoy sí, porque la nueva noticia está tan relacionada con Monterrubio, mi patria chicha, que merece la pena que se lo notifique a mis paisanos. Y es que, si Dios quiere, mañana saldré ´muy de mañana´ (valga la redundancia, porque podía haber dicho ´muy temprano´) camino de ese mi pueblo. Ya sé que esto no significa nada para los no familiares porque seguro que nadie sabe ya quién soy. Sin embargo, para mí sí porque mi pueblo sí que me conoce; y yo a él. Poco, porque a pesar de mi longevidad mis ausencias de él han sido tantas… Algo lamentable hay en esta visita mía: que va a ser breve como las de médico. Saldré -como queda dicho- mañana si Dios quiere y volveré o regresaré al día siguiente. O sea, eso que ahora llamáis un ´finde´, y que hasta a la RAE habéis convencido de que admita ese vocablo como forma coloquial de ´fin de semana´.

Y esa es la buena nueva de mi vida. ¡A quién no le satisface, le gusta, le agrada o mola esto de pasar un día y medio en su tierra…! ¿O no?

 

9-06-2023.

Y así concluyó este ´acontecer íntimo´. Disfruté mucho con la visita y me supo a poco. ¿O no?

 

20-06-2023.

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